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aviones plateados

taxi stop

la azafata tomó un taxi, ya sabéis cómo son las azafatas. le picaba el cuello, algo realmente incómodo para ella porque el hecho de rascarse suele acarrear movimientos vulgares. dio su dirección al taxista, no muy agraciado y un poco maloliente, que enseguida empezó a conducir por las calles.

ella miraba con aire ausente por la ventanilla, viendo pasar los edificios, en realidad pensando qué haría después, al llegar a casa, o simplemente aburrida.

a él le parecía una escena de alguna película antigua, así, según la veía en cinemascope en su retrovisor. no en vano se hizo taxista porque era el único modo de conseguir tener una chica guapa en el asiento de atrás de su vehículo.

19 comentarios

Otro -

.. estooooo.. yo quiero ser retrovisor...

Xènia -

A mí me gustaría poder decirles siempre: "quédese con el cambio" y sonreirles de manera seductora, pero nunca me sale ni una cosa ni la otra.

mICrO -

Yo tb me apunto a esto, todo en este mundo son ilusiones :)

Saludos

Bo Peep -

hans, puede ser jodido y triste (aunque a mí no me lo parece, porque la ensoñación siempre la tenemos al alcance de la mano) pero estoy absolutamente de acuerdo con Nuala.
Y cambiando de tema, qué lástima que haya tan pocos taxistas vocacionales, unos se dedican a eso para llevar chicas y otras para dejarnos tirados (y no estoy mirando a nadie cuyo nombre empiece por t y acabe por i, que es muy susceptible la niña).

Lalá -

Lo bonito hubiese sido que ella dijese "Llévame donde tú quieras".

hans -

eso que dices suena muy triste, nuala. el problema es que cuando uno imagina, siempre supone más, y luego encima echa la culpa de su decepción a la otra persona...

sin embargo, yo soy de los que piensa que una mujer soñada en un retrovisor nunca podrá competir con una de carne y hueso.

Nuala -

La mayoría de las historias de amor ocurren sólo en nuestra imaginación, son ensoñaciones. El amor se acaba cuando uno despierta y se enfrenta a la realidad. Porque una mujer de carne y hueso jamás podrá competir contra una soñada en un espejo retrovisor.

Malva -

A mi me parece muy nostálgica, ¿en qué estaría pensando ella mientra la ciudad pasa delante de sus ojos? Siempre que suena una buena canción en la radio del coche, apoyo la cabeza en la ventanilla creyéndome la protagonista de una película en blanco y negro.
Me ha gustado lo que he leído. Volveré a visitarte.

siloam -

es una escena decadente y algo triste.

muralla -

¡Vaya par de dos has elegido! Ella tan fifi y el tan ... taxista.
Un abrazo. Muralla.

hans -

je, pues claro. lo que pasa es que en el fondo lo de que sean azafata y taxista es por necesidades del guión, es decir, un accidente.

bien pensado, toda el mundo idiota es un accidente.

ops.

Chihiro -

no, si yo lo decía con ironía :P

hans -

jajaja... bien aclarado eso último, si no, veía que en dos meses se imponía la moda 'coche blanco que simula un taxi'

manuel h -

yo tenía antes un coche blanco que debía parecer un taxi, porque dos o tres veces, mientras yo esperaba mal aparcado a alguien, se me metió gente detrás diciéndome no sé qué dirección.
la cosa resultaba graciosa, sobre todo al ver la vergüenza que pasaban mientras salían desahaciéndose en disculpas.
Pero, eso sí, nunca fue una azafata, con o sin picores.

Erin -

Yo siempre miro por la ventanilla cuando voy en un taxi, para no cruzar mi mirada con la del taxista a través del retrovisor. Siempre fui muy vergonzosa...

hans -

ya lo estoy viendo, ya... son una azafata y un taxista, no empecemos a generalizar...

Chihiro -

ai, que los del gremio de azafatas y taxistas se le van a querellar

G. -

Hay que ver... Ahora entiendo lo de los retrovisores gigantes de algunos taxistas...

vireta -

será por eso q hay tanto taxista....